La importancia de las listas interminables

Y por qué todxs deberíamos hacer listas

Anthologyris 🍂
4 min readMay 5, 2023

En alguna entrevista que escuché a Emilio Ledó, dijo algo en lo que pienso cada tanto, no recuerdo la frase exacta, pero dijo que siempre tenemos que dejar algo inconcluso o pendiente; no tendría caso haberlo hecho todo en la vida, porque entonces, significaría nuestra muerte, ¿Para qué viviríamos si ya lo hemos conquistado todo? ¿Para qué vivir si ya todo hemos hecho? Si ya hemos visto todo, si hemos olido todo, si hemos sentido todo, si hemos experimentado todo. ¿Para qué vivir si ya está todo terminado?

Escenas de “Dancer in the Dark” (Lars von Trier, 2000) película altamente recomendada.

Mi mamá me dio la vida, mis listas, mis ganas de vivirla

No sé en qué momento desarrollé un gusto insaciable por las listas. Uso al menos cuatro aplicaciones virtuales de “listas” y también tengo algunas regadas en mis diarios y libretas haciendo uso de mi tinta favorita. En ellas plasmo mis tareas pendientes por hacer del día (o de la semana), pero no solo eso, también tengo mi lista del súper, la lista de canciones en acústico que me gustaría cantar algún día, la lista de cosas que quiero aprender a hacer, la lista de películas favoritas y por ver, la lista de libros pendientes, la lista de poemas que quiero leer en voz alta, la lista de cursos que quiero tomar, la lista de palabras favoritas, la lista de cualidades de mi hombre ideal, la lista de habilidades y valores que quisiera tener… y así, la lista sigue. Pensando en esto ya debería tener una lista de mis listas.

Mirando al pasado y leyendo mis listas, he descubierto con sorpresa, que muchas cosas que entonces consideraba importantes, han dejado de serlo, las cosas que me importaban dejaron de importarme, los días se han encargado de borrarles la necesidad y urgencia de encima, el trascurrir del tiempo ha dado vida a nuevas cosas, nuevas tareas, nuevas emociones cada una más importante que la anterior y que suplanta a las otras. El paso de los días enmoheció las cosas que un día quise hacer y hoy perdieron relevancia. Pero hay otras que siguen igual de vigentes e importantes pero que me he negado rotundamente a hacer, como “Ir al servicio tributario a regular mi situación fiscal”, “contratarme un seguro de vida” e “irme del país”.

Pero está bien, cualquier cosa que nos recuerde qué hemos sido y qué somos ahora, cualquier cosa que nos refresque la memoria para voltear a ver lo que un día quisimos y hoy es polvo, lo que un día anhelamos y hoy es basura, cualquier cosa que implique rememorar aquello que fuimos, valdrá la pena. Porque bueno es mirar cuánto hemos avanzado, cuánto hemos crecido, pero también es bueno conocernos a través de las listas, que son como confidentes que nos escuchan y saben cómo somos, qué nos gusta, qué queremos, qué anhelamos, qué pensamos y qué hacemos día tras día.

Poco se habla sobre la satisfacción inmensa que se siente terminar una lista, marcar los bloquecitos en señal de que una tarea ha sido concluida, palomearlas, tacharlas, borrarlas, cualquier señal que indique el esfuerzo y tiempo en realizarla y que el día valió la pena sólo porque cumpliste con aquello que te propusiste, vale y se siente igual de bien. Las listas son buenas para recordarnos cuánto podemos realizar si nos lo proponemos y enfocamos esfuerzo en ello, y no solo aplica para las tareas diarias, rutinarias o aburridas de la vida, sino también aquellas cosas grandes que pensaste jamás lograrías, tus propósitos de año o de vida.

Los lugares en los que tengo listas: Mi diario, mi libreta de notas, Google Keep, Notion, Todoist y Microsotf To Do.

La vida es un largo terminar y comenzar tareas de una lista interminable.

Por eso soy defensora de las cosas inconclusas, siempre hay que dejar una lista con celdas no tachadas porque eso implica el deseo por seguir moviéndonos, haciendo y deshaciendo, aprendiendo y desaprendiendo. Requiere mucho amor a la vida el quehacer constante del día a día, el reunir fuerzas para hacer cosas e ir tachando tareas de la lista, pero que siempre nos quede algo vivo esperando ser movido.

Deseo siempre tener algo pendiente por hacer, porque esas pequeñas cosas son los impulsos diarios, lo que le sabor a mi vida. Lo mejor de las listas es que siempre puedes añadir una cosa más. Tacharás algunas, pero siempre puede haber algo más y eso las hace infinitas y tengo cierta fascinación a todo lo que es infinito.

Por eso creo que es importante hacer listas, de todo, de lo que sea, porque son necesarias.

Terminemos nuestras listas de tareas, total que siempre podemos comenzar otra, una nueva, en un loop infinito hasta que descubramos una nueva app para hacer listas o hasta que se nos acabe la tinta, o nos quedemos sin batería, o hasta que nos quedemos aire y se nos acabe la vida.

Siempre quedará algo pendiente por hacer.

La clave está en saber cuándo es suficiente.

Y que ojalá cuando estemos en el lecho de nuestra muerte la única lista que esté tachada y terminada, sea nuestra lista de “Cosas que hacer antes de morir”.

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Anthologyris 🍂

Autorretrato. Aquí vengo a desnudarme el alma. Aquí me entrego a quien me lee, aquí yacen los restos de lo que fui, de lo que soy ayer, ahora y siempre.