¿A dónde se va?

Anthologyris 🍂
4 min readAug 23, 2023

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Amar y escribir

Me pregunto a dónde se van todas las cosas que no se dicen.
Las que se guardan en el pecho para que no se pierdan, las que se quedan dentro para que no se enfríen, las que nunca nos sueltan para que no se olviden. No lo sé.

¿A dónde se va todo lo que no hacemos? Por amor y por miedo, ¿A dónde se va todo el amor en forma de cartas que nunca se envía? en forma de besos que nunca se regalan, en forma de caricias que nunca se sienten, en forma de bailes que nunca comienzan, en forma de almas desnudas después de mirarse el cuerpo sin ropa. ¿A dónde van a parar todos los chistes que nunca se cuentan sólo por no incomodar a la persona que se ama? ¿Y se ama realmente o es sólo la ilusión y el deseo de amar el que nos hace creernos amadores?

Se buscan códigos postales para enviar todo este costal lleno de cartas llenas de palabras llenas de amor, lleno de esperanza.

Esperanza, el amor es esperanza. Espero un remitente, espero la dirección de alguien que quiera leer declaraciones de amor, que no se espante, que no quiera salir corriendo al primer “te amo”, al primer “creo que me gustas y quisiera conocerte mejor”, al primer “me importas”, que no piense que es demasiado prematuro para el amor, que no piense que es demasiado intenso o demasiado obvio y decida irse.

Saberme increíble y estar totalmente enamorada de mí, me hace sentir mal. ¿Está mal aceptarnos carentes, deseantes y hambrientos? ¿Está mal declarar que necesito alguien en quien depositar todo mi amor? El amor nunca se llena, mientras más das, más se expande dentro de ti, y mientras más amor tienes dentro, más insoportable se hace cargarlo. Necesito personas a quien amar.

¿No te importa saber que soy una persona terriblemente hambrienta de ternura? En este aspecto he sido siempre como una criatura desvalida y torpe. No sé cómo pedir el cariño, no sé cómo inclinar a la gente a que me lo dé. Sólo sé que lo necesito y que esa necesidad me empuja a hacer tonterías que alejan de mí a las personas y que me convierten en un ser atrozmente desdichado.*

El amor no duele, el amor no recíproco/no correspondido, sí. El amor no duele, el amor que no se entrega, que no se da, que no se regala, ese sí duele.

¿Qué voy a hacer con el amor que no va a parar a ningún lado? Lo tiro y se me rebota golpeándome en la cara. Quizá tampoco sea sólo encontrar a la persona que quiera recibir amor y en quien puedas depositar toda esa energía mística, también es necesario tener la certeza, la absoluta verdad y confianza de que esa persona, ese ser, también te ama de regreso y también anhela depositar todo en ti.

¿Alguna vez se tienen certezas cuando de amor se trata? ¿Por qué no es más simple y ya? ¿Por qué en el encuentro con otros siempre se tiene que padecer?

A veces esperamos que las respuestas lleguen en forma de palabras, pero a veces sólo llegan en forma de silencios o acciones, en forma de accidentes. Y quizá eso sea lo mejor, para las personas que sentimos demasiado. Tenemos que inventarnos las palabras que no salen de las personas que queremos. Y encontrar consuelo en alguna canción o algún recuerdo o algún sueño que nunca se cumple. No lo sé, espero que nosotros soñadores, aprendamos a encontrar en otros conceptos las respuestas que no tienen la forma de palabras.

Se buscan cuerpos donde poner el amor que me sobra. Se buscan códigos postales donde depositar todas las palabras de amor que me sé, que he recolectado estos años, y poner ahí poner toda la intensidad que me estorba, toda la adrenalina que me lastima, toda la pasión que me domina.

Ni siquiera se trata de él como sujeto, sino lo que quisiera que pasara con ese concepto que formé a través de él; los sueños y las historias que no suceden, pero en mi mente existen y casi que las puedo tocar. Se buscan labios donde reposar las dudas, se busca piel donde descansar las ganas. Se buscan ojos espejo que te miren de vuelta para que aprendas a mirar el infinito sin querer salir corriendo. Se buscan pies donde poner el mundo. Se buscan manos donde poner toda la ternura y la lujuria que puede sostener una mujer que ya se cansó de buscar y de subir la montaña todos los días de su vida.

¿A donde se nos va el cuerpo que no entregamos?
¿Los besos que no gastamos?
¿Las palabras que no pronunciamos?
¿Los gemidos que no expulsamos?
¿Las caricias que no regalamos?
¿Los corazones que no llenamos?
¿Las sonrisas que no sacamos?

¿A dónde se va el amor que no damos?

¿A dónde se va?

¿A dónde van?

*La cita es de Rosario Castellanos, sacado de su libro de Cartas a Ricardo.

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Anthologyris 🍂

Autorretrato. Aquí vengo a desnudarme el alma. Aquí me entrego a quien me lee, aquí yacen los restos de lo que fui, de lo que soy ayer, ahora y siempre.